Literatura irlandesa

Irlanda a través de la literatura: Los clásicos (I)

Si alguien nos preguntase qué se nos viene a la cabeza al oír ‘Irlanda’, seguro que algunas de nuestras respuestas serían Guinness, rugby, whisky, celtas o color verde. Pero en Irlanda, aparte de todo eso, también hay literatura y muy interesante. En la isla esmeralda han nacido una gran cantidad de autores muy conocidos internacionalmente y otros que, si bien no son tan famosos en el resto del mundo, en el país son muy apreciados. En esta serie de entradas os hablaré de la literatura irlandesa, desde clásicos, hasta literatura contemporánea, autoras y todo lo que pueda caer en mis manos durante mi estancia en Dublín. Para comenzar esta nueva sección, haré un repaso de los clásicos, así que, sin demorarme más, os dejo con la primera parte de esta entrada.

Jonathan Swift (1667-1745)

Jonathan Swift

Swift nació en Dublín, aunque sus primeros años de vida los pasó en Inglaterra con su nodriza. A su vuelta a Irlanda, su madre se había ido y el joven Swift quedó bajo la tutela de su tío. Tras graduarse en el Trinity College, comenzó un máster, pero no pudo terminarlo pues el ambiente político en Irlanda le obligó a mudarse a Inglaterra. Allí trabajó como asistente de Sir William Temple hasta la muerte de este. Formó parte del círculo interno del partido Tory, cuyos miembros fueron perseguidos por traición a la muerte de la reina Ana Estuardo y el posterior ascenso de Jorge I. Antes de la caída en desgracia de los tories, Swift confiaba en conseguir un puesto en la iglesia de Inglaterra, pero sus discrepancias con la reina Ana se lo impidieron y tuvo que regresar a Irlanda en una especie de exilio forzado. De vuelta en su país natal, escribió la mayoría de sus obras más satíricas y críticas con el reino, entre las que se encuentra Los viajes de Gulliver (1726).

Busto de Jonathan Swift
Busto de Swift en la catedral de San Patricio, Dublín, de la que fue decano.

Swift escribió Los viajes de Gulliver como un cuento infantil para camuflar la dura crítica que hace en su novela a la sociedad inglesa y su gobierno. El libro se divide en cuatro expediciones que acaban en el naufragio de Lemuel Gulliver en cuatro lugares: en Lilliput, Brobdingnag, Laputa (y diferentes ciudades cercanas) y la tierra de los Houyhnhnms. Sin duda, es el país de Lilliput el más conocido y seguro que se os viene a la cabeza a Gulliver atado en el suelo y rodeado de pequeños liliputienses. Lo que tienen estos viajes en común es que Gulliver es rescatado, es tomado por un ser extraño, se le trata con amabilidad al ver que no presenta un especial peligro, aprende la lengua y las costumbres autóctonas, habla de su Inglaterra natal, luego la actitud amable cambia y Gulliver se ve obligado a escapar.

Gulliver en Laputa
Gulliver avistando la isla de Laputa

En cada país aprende algo nuevo y vive experiencias desagradables que le hacen ir desencantándose poco a poco con el ser humano: unas leyes estrictas y exageradas en Lilliput (le condenan por apagar un gran fuego orinando); la forma en la que le tratan como una mascota de circo en Brobdingnag, donde además el Rey se muestra muy crítico con la sociedad inglesa y europea; el conocimiento poco práctico de la ciencia y las matemáticas de los habitantes de Laputa; y el más desolador de sus viajes, a la tierra de los Houynhnhms, una raza de caballos parlantes que Gulliver admira, en contraste con los Yahoo, unas criaturas de gran parecido a los humanos y que son considerados seres inferiores. Es a partir de este último viaje que Gulliver empieza a ver a todos los humanos como Yahoos y decide recluirse del mundo a su regreso a Inglaterra. También es interesante leer cómo Gulliver experimenta situaciones opuestas en cada país, lo que le lleva a ver con diferente perspectiva los países que ha visitado anteriormente; por ejemplo, cuando él es el gigante en Lilliput, pero luego es una criatura pequeña en Brobdingnag, o cuando es un intelectual en Laputa, pero es considerado un Yahoo ‘avanzado’ por los Houynhnhms.

Gulliver y los Houyhnhnms
Gullier hablando con un Houyhnhnm

Esta novela es, además, todo un despliegue de imaginación que creo que en la época sería toda una novedad y, además de poder considerarse una novela «infantil», tiene muchos elementos de fantasía y ciencia ficción.

Bram Stoker (1847-1912)

Bram Stoker

Quizá sea este uno de los escritores más famosos de toda esta lista, ya que su novela Drácula es mundialmente conocida. Como ya hablé de ella en mi Wrap up del 2017, voy a centrarme más en su biografía y en curiosidades y anécdotas sobre su vida y obra.

Abraham Stoker, Bram para los amigos, nació en Clontarf, al norte de Dublín (una zona de gran relevancia histórica al ser el escenario de la batalla en la que los irlandeses vencieron a los vikingos y, a partir de la cual, el poder de estos últimos en la isla empezó a disminuir). De pequeño sufrió una enfermedad que lo mantuvo en cama hasta lo siete años, lo que favoreció que diera rienda suelta a su imaginación. Tras recuperarse de su enfermedad, tuvo una salud más fuerte y pudo completar sus estudios y entrar en el Trinity College. Trabajó en el registro del tribunal de delitos menores, situado en el Castillo de Dublín, y también como crítico de teatro para el periódico Dubling Evening Mail, cuyo propietario era Joseph Sheridan Le Fanu, escritor de novela gótica y de los primeros en escribir novela sobre vampiros.

Casa de Bram Stoker
Residencia de Bram Stoker en Kildare Street

Stoker se casó con Florence Balcombe, cuyo antiguo pretendiente fue Oscar Wilde, amigo también de Bram. Se sospecha incluso que Bram era gay y había estado enamorado de Wilde, aunque de momento no hay nada confirmado, pero desde luego que anecdótico sí que es.

Bram también vivió en Londres, donde trabajó como manager del actor de teatro Henry Irving, de quien se hizo amigo tras una reseña para el Dublin Evening Mail. También se sospecha que Bram estaba enamorado de Irving y este es considerado una de las inspiraciones para su novela Drácula.

Si seguimos con las posibles fuentes de inspiración para este clásico, algunas de las que se barajan son la necesidad de transfusiones de sangre durante la enfermedad de su infancia, así como las criptas de la iglesia de St. Michan.

Momias de St Michan
Momias en la cripta de la Iglesia de St. Michan

Yo he oído dos versiones sobre la influencia de esta iglesia en su novela: desde una simple visita que realizó Stoker a las iglesia, donde, debido a las condiciones ambientales de la cripta, se conservan varias momias con más de cuatrocientos años de antigüedad. La otra versión es que los padres de Bram tenían antepasados enterrados en esta iglesia y él acudía allí a visitarlos, viendo por tanto las momias con bastante frecuencia. Sea cual sea la verdadera razón, las momias en sí son bastante impresionantes y no cabe duda de que algo, aunque sea un poquito, inspiraría a nuestro Bram.

Stoker murió en 1912 y sus cenicas descansan en el Crematorio de Golders Green, en Londres.

Oscar Wilde (1854-1900)

Oscar Wilde

Oscar Wilde es uno de los escritores más conocidos en el mundo, de eso no hay duda, bien sea por sus obras de teatro, por su famosa novela El retrato de Dorian Gray, o por sus frases célebres que han acabado en muchos sobres de azúcar. Este autor nació en Dublín en el año 1854, hijo de William y Jane Wilde, una poetisa nacionalista, que además se encargó de recopilar muchos cuentos populares irlandeses. Hasta los nueve años de edad fue educado en casa, donde aprendió francés y alemán; años más tarde, estudió en el Trinity College de Dublín y fue allí donde se interesó por la literatura griega. También estudió en el Magdalene College de Oxford y, tras un regreso breve a Dublín, volvió a mudarse a Inglaterra, donde se casó con Constance Lloyd. En 1891 Wilde conoció a Lord Alfred Douglas, el que se convertiría en su amante hasta que el padre de este último acusara a Oscar de sodomía. Este suceso llevó a Wilde a denunciar al padre de Douglas por injurias y calumnias, tras lo cual, el padre solo podía librarse de la condena si demostraba que sus acusaciones eran ciertas. Como ya sabréis, el padre de Douglas, el marqués de Queensberry, pudo probar que Wilde mantenía relaciones homosexuales y el escritor tuvo que hacerse cargo de los gastos del juicio, lo que provocó su bancarrota. Tras su paso por varias prisiones, acabó en la cárcel de Reading hasta que salió en 1897 y se exilió a Francia, donde murió tres años más tarde.

Casa de Oscar Wilde
Casa de Wilde en Merrion Square.

Sus obras más conocidas son El retrato de Dorian Gray, de la que ya hablé en esta entradaEl fantasma de Canterville, una novela corta (o relato corto extenso) que cuenta con su característico humor cínico; algunos cuentos, como La princesa y el enano, que, si habéis visto la película Tesis, de Alejandro Amenábar, recordaréis por esta escena:

Y, por supuesto, Oscar Wilde es conocido por sus obras de teatro, de las cuales destacan La importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal, El abanico de la señora Windermere o Salomé. La mayoría de sus obras de teatro se caracterizan por ser enredos que se acaban resolviendo de manera cómica y por estar cargadas de ese humor cínico y aparentemente superficial típico de Wilde. Este estilo puede interpretarse como un reflejo de la vida acomodada y llena de lujos del autor o una exageración y ridiculización de esa sociedad, pues no faltan en sus obras esas frases lapidarias que parecen ser solo juegos ingeniosos de palabras, pero que también esconden cierta acidez.

Estatua de Oscar Wilde
Estatua de Wilde en el parque de Merrion Square.

Otra obra que quiero destacar es De Profundis, la extensa carta que le escribió Oscar a Lord Alfred Douglas mientras estaba en la prisión de Reading. Una de las sensaciones que me transmitió a mi esta carta es la de realismo y crudeza. El hecho de caer en la cuenta de que no se trata de ficción sino de un hombre caído en desgracia abriéndose en canal y desahogándose a su examante le da todavía más fuerza. Gracias a esta carta conocemos el punto de vista de Wilde, cuya confianza ciega e ingenuidad en relación a Douglas le llevaron a la ruina. Desde luego que impresiona bastante leer la desesperación de Wilde en esta carta.

Patrick Kavanagh (1904-1967)

Patrick Kavanagh

Patrick Kavanagh nació y se crió en la Irlanda rural. Dejó el colegio a los trece años y pasó a ser aprendiz de zapatero con su padre, a quien también ayudaba en la granja. Publicó por primera vez en periódicos y fue gracias a esas publicaciones que conoció a George William Russel, el que sería su mentor literario. Fue principalmente poeta, aunque también escribió novela y trabajó como periodista y crítico de cine. Tuvo problemas con la bebida, pero fue un cáncer de pulmón lo que cambió su perspectiva de la vida y de su obra en sus últimos años. Durante la representación teatral de la adaptación de su novela Tarry Flynn (1948) enfermó y murió días más tarde.

Estatua de Patrick Kavanagh
Estatua de Kavanagh en el paseo del Grand Canal

Tarry Flynn es la historia de Tarry, un granjero que vive con su familia y que en sus ratos libres escribe poesía, intenta conquistar mujeres y se mete en líos con los vecinos. Se trata de una obra con gran inspiración autobiográfica en la que la vida rural irlandesa queda reflejada muy fielmente. A Kavanagh no le gustaba el ambiente ignorante que apreciaba en el entorno rural por lo que no quería que su obra lo exaltara como otras. Sin embargo, su prosa rezuma belleza cada vez que se describe la casa y el campo donde vive Flynn, y es que la habilidad poética de Kavanagh se hacen evidentes en esta novela.

 


Hasta aquí esta primera parte de clásicos irlandeses. ¿Los conocíais? ¿Sabéis de alguien más que deba estar en esta lista? No dudéis en dejar vuestro comentario aquí abajo.

Un saludo y que la literatura os acompañe.

3 comentarios en “Irlanda a través de la literatura: Los clásicos (I)

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