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Valladolid y sus autores

Valladolid es sin duda una de las ciudades con más historia de España y goza del lujo de poder considerarse parte de los orígenes de nuestro país. Pasear por sus calles es respirar tiempos pasados, ecos de un ayer que los vallisoletanos han sabido apreciar y mantener y del que están muy orgullosos. Y no es para menos: su universidad es la tercera más antigua de España, ha sido testigo del matrimonio de los Reyes Católicos, así como del nacimiento de otros reyes, como Felipe II o el fallecimiento de Cristóbal Colón. El mismo Cervantes vivió en la ciudad y en ella escribió parte de su Quijote. Aunque no es el único escritor que ha pasado una temporada en la ciudad del Pisuerga, ya que otros, como Francisco Umbral, vivieron allí y trabajaron en sus obras. Es por esto que Valladolid rezuma historia y también literatura.

Como ya comenté en la entrada anterior, he querido aprovechar mi visita exprés para hablaros de algunos de los autores nacidos en Valladolid más destacados. Desde luego que me dejo fuera de esta pequeña lista a una gran cantidad, pero también es cierto que he preferido escoger a aquellos que he leído y conozco mejor. Me voy a centrar en tres: José Zorrilla, Rosa Chacel y Miguel Delibes.

José Zorrilla

Hablar de Zorrilla es hablar de Don Juan. Personaje que ya dio a conocer Tirso de Molina y que con Zorrilla alcanzó una renovada gloria. Aunque se fue muy joven de Valladolid, su deseo fue el de ser enterrado en su ciudad natal.

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Leyendo un poco su biografía, se puede ver que el personaje de Don Juan le va bastante bien: mujeriego, derrochador, incluso se dice que sufría alucinaciones, lo cual pudo haber inspirado algunas escenas de la segunda parte de Don Juan Tenorio.

Su obra:

Don Juan Tenorio es un poema dramático (es decir, una obra de teatro escrita íntegramente en verso) que cuenta en su primera parte las andanzas de Don Juan, un noble vividor y mujeriego, comparado por muchos personajes con el mismísimo diablo. En un alarde de arrogancia, realiza una apuesta con su amigo Don Luis para ver quién de los dos ha conseguido más mujeres y vivir más aventuras (todas ellas de dudoso honor) en el lapso de un año. Para más inri, el propio Don Juan le asegura Don Luis que será capaz de conquistar a la prometida de un amigo y a una muchacha virgen. Valiéndose de artimañas y alcahuetas, consigue ganar su apuesta, incluso raptando a la joven Doña Inés del convento donde está recluida.

¿No es cierto, ángel de amor, 
que en esta apartada orilla 
más pura la luna brilla 
y se respira mejor? 
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?

                                     Don Juan Tenorio (1844)

Si habéis leído esta obra, no os sorprenderá ver al arquetipo de Don Juan en otras obras de ficción posteriores, bien en literatura, en cine o incluso en la música: el joven mujeriego que tras aceptar una apuesta se acaba enamorando y pasándolo mal.

Empezó por una apuesta,
siguió por un devaneo,
engendró luego un deseo,
y hoy me quema el corazón.

                                     Don Juan Tenorio (1844)

Todo parece muy bonito, pero el Don Juan de Zorrilla es un personaje mucho más arrogante y cínico de lo que nos pintan. Ni siquiera en su última noche, ya en la segunda parte, parece realmente arrepentirse de sus actos y sigue enorgulleciéndose de sus atrocidades.

Recomendado e imprescindible si te gusta el romanticismo y el teatro, especialmente en verso.

Rosa Chacel

Rosa Chacel es muchas veces una olvidada de las letras españolas y, sin embargo, fue de las voces más importantes de la Generación del 27, que tuvo que exiliarse como muchos otros cuando la Guerra Civil estalló, viajando por Europa y América Latina hasta instalarse en Brasil. Rosa era una sinsombrero, nombre que recibían todas aquellas mujeres escritoras, pintoras, pensadoras y artistas que tuvieron algo que expresar y compartir con el mundo durante los años 20 y 30. Tan influyentes entre sus compañeros de generación pero apenas conocidas, muchas de ellas decidieron quitarse el sombrero en público, un gesto controvertido en la época que les ocasionó problemas, pero también las bautizó.

A su vuelta definitiva a España, en 1977, Rosa empezó a recibir el reconocimiento que se había ganado durante tantos años, gracias sobre todo a su novela Barrio de Maravillas, que ya publicara en el 76. A pesar de los premios y galardones que obtuvo, digo que es una de las escritoras olvidadas de nuestro país porque a veces se hace difícil encontrar su obras en las librerías o libros de Lengua y Literatura. Supe de la existencia de Rosa cuando, hace unos diez años, vi esta estatua en la Plaza del Poniente en Valladolid:

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A partir de entonces, siempre me causó mucha curiosidad y decidí que algún día la leería. Pero es precisamente esa dificultad que he comentado para encontrar sus novelas la que me hizo tardar tanto en leer Barrio de Maravillas de la que hablo a continuación.

Su obra:

Barrio de Maravillas es un retrato del barrio madrileño en el que pasó parte de su infancia. Narra la historia de Elena e Isabel, dos amigas que viven en la calle San Vicente, esquina con San Andrés. A través de sus ojos vemos cómo es la vida en un barrio sencillo de principios del s. XX, cómo son sus gentes y sus costumbres.

Un corazón se rompe más silenciosamente que un vaso de vidrio, no causa el estruendo con que se despide de la vida un objeto precioso: se va en silencio y deja silencio al desaparecer. Deja estupefacción porque no solo ya no es lo que era, sino que ya no es lo que iba a ser... La vida humana se patentiza en la muerte humana, en la que siempre sucumbe una preñez: el muerto se lleva un feto de futuro y los que saben la existencia de ese embrión se empeñan en sacarlo de las abolidas entrañas, en vivificar la promesa... Honores póstumos.

                                  Barrio de Maravillas (1976)

Nos adentramos en la mente de Isabel, la conocemos a ella y conocemos la imagen que tiene de Elena, casi como un ángel que todo lo puede y cuya aura parece iluminar la vida de Isabel. Con toques autobiográficos, Barrio de Maravillas es una novela visual, introspectiva e intimista que permite echar la vista atrás a nuestra infancia con otros ojos más nostálgicos y melancólicos.

Porque la decepción es eso, venir uno con sus vivencias, con lo que creyó su vida o su vivir y encontrarlo muerto..., no encontrar que se ha muerto, sino que nunca fue vivo de verdad.

                                  Barrio de Maravillas (1976)

Recomendada si te gusta el realismo y la novela intimista.

Miguel Delibes

Nuestros libros de texto de Lengua y Literatura han dedicado muchas páginas a este escritor vallisoletano, que no solo se dedicó a las novelas, sino que fue columnista, periodista y posterior director del periódico El Norte de Castilla, uno de los más antiguos del país.

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Delibes en El Norte de Castilla. Extraída de Centro Virtual Cervantes

 

Delibes, amante de la caza y el entorno rural, solía plasmar ese mundo en sus obras, como Los santos inocentes, llevada al cine por Mario Camus, o El disputado voto del señor Cayo. Se convirtió, no obstante, en un reconocido escritor ya con su primera novela La sombra del ciprés es alargada, la cual es sin duda una de sus obras más importantes y en la que ya nos podemos hacer una idea de la preocupación de Delibes por la muerte y la ausencia del ser amado.

Me percaté del suave ronroneo del tiempo que escapa, que huye, sin volver una sola vez los ojos. Advertí que las cosas empiezan a gustarnos cuando necesariamente tenemos que desprendernos de ellas [...] Ahora las cosas habían cambiado y, por lo menos, ya sabía que de una sociedad de dos, uno fatalmente ha de enterrar al otro. Sabía siquiera que la materia se desintegra, se desvanece, que es caduca, finita, limitada. Sabía que la sombra del ciprés es alargada y corta como un cuchillo.

                      La sombra del ciprés es alargada (1948)

Es precisamente este, el tema de la muerte, uno de los más recurrentes en sus novelas y el que más atrae, hipnotiza y desgarra. El fallecimiento de su esposa le marcó profundamente y fue tras este hecho que escribió, entre otras, Señora de rojo sobre fondo gris, de la cual hablo a continuación.

Su obra:

Me he decantado por Señora de rojo sobre fondo gris por ser la novela de Delibes que más me ha llegado al corazón y más me ha removido por dentro. Escrito a modo de carta dirigida a una de sus hijas, un pintor relata dos acontecimientos de su vida: el arresto de dos de sus hijos por motivos políticos y la muerte de su esposa. La novela comienza admitiendo que bebe para sobrellevar la vida y ya desde el mismo principio nos damos cuenta de que esta es una novela que nos va a doler.

No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco pero ¿conoces tú alguno más eficaz para escapar de ti mismo?
                       
                        Señora de rojo sobre fondo gris (1993)

Un soliloquio de unas 150 páginas (según edición) que sirve de catarsis y terapia para el corazón del pintor, que en su relato mantiene viva la imagen de su esposa y de los años que vivió con ella.

A ella le aburrían los libros de texto; desde niña le aburrieron. En este terreno se movía un poco en la quimera. Amaba el libro, pero el libro espontáneamente elegido. Ella entendía que el vicio o la virtud de leer dependían del primer libro. Aquel que llegaba a interesarse por un libro se convertía inevitablemente esclavo de la lectura.

                       Señora de rojo sobre fondo gris (1993)

Conforme vamos avanzando, somos conscientes del vacío y la nostalgia que invade al narrador y se nos contagia esa tristeza, como si fuéramos nosotros quienes hubiésemos perdido a un ser querido y hubiésemos tenido a otro en la cárcel.

Mientras erais bebés pasaba las horas muertas con vosotros en brazos, dibujaba con un dedo vuestros bostezos, las húmedas boquitas, y os estrechaba contra su regazo como si pretendiese meteros dentro de su cuerpo otra vez. Literalmente se conmovía, se la humedecían los ojos. Sin embargo, cuando crecíais y a mí empezabais a divertirme, a ella dejabais de fascinarla, disminuía la atracción que sentía por vosotros. No es que se distanciara, pero os veía suficientes, sin una necesidad imperiosa de ella. Esta actitud volvía a cambiar cuando a los varones les apuntaba el bigote, se les rompía la voz con los primeros gallos y las niñas os desarrollabais. Diríase que revivía en vosotros su adolescencia.

                       Señora de rojo sobre fondo gris (1993)

Quizá Señora de rojo sobre fondo gris no sea la obra más conocida de Delibes, pero no dejará indiferente a quien la lea.

Recomendada si queréis llorar o leer algo terapéutico.


Hasta aquí mi pequeño homenaje a Valladolid y sus autores (al menos los que he leído). Espero que os haya gustado la entrada y no dudéis en comentar.

Un saludo y que la literatura os acompañe.